Se tiende a creer que el aumento de temperatura central es la causa de que un corredor desfallezca en una carrera. Sin embargo, como asegura un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad Johns Hopkins, la realidad es que la causa había que buscarla en la insuficiencia renal aguda causada por la rápida pérdida de volumen en forma de agua y electrolitos a través del sudor.
Aunque la leyenda griega asegura que Filípides desfalleció tras «solo» 42 kilómetros, otras versiones históricas calculan que el mensajero griego ya había recorrido un total de 482 kilómetros previamente para pedir ayuda a Esparta y volver, por lo que no es sorprendente que falleciese tras completar más de 500 kilómetros en total en tres jornadas consecutivas.
Sin embargo, los actuales corredores de larga distancia, tanto de maratón como de ultramaratón y otras tantas modalidades de carrera, se enfrentan de forma habitual a una amenaza física a corto plazo, pero no menos grave: la insuficiencia renal aguda o IRA.
En estudios anteriores se llegó a la conclusión de que gran parte de los maratonistas desarrollan IRA a corto plazo tras una carrera pero no se conocían del todo sus causas, escribe Chirag Parikh, autor principal y miembro del Departamento de Nefrología de la Universidad Johns Hopkins. Según su estudio, que publica The Clinical Journal of American Society of Nephrology, la pérdida de líquido total y electrolitos (sobre todo sodio) en las carreras de larga distancia serían los grandes factores causantes de esta enfermedad.
Por otro lado, los investigadores también detectaron durante su trabajo que aquellos corredores que desarrollaban una insuficiencia renal tras un maratón producían niveles exagerados de una proteína llamada copeptina, la cual podría usarse como biomarcador durante los entrenamientos para predecir la susceptibilidad de los corredores a una posible IRA post-maratón.La insuficiencia renal aguda se define como un episodio repentino de daño renal. Ocurre en cuestión de horas o días, produciendo una acumulación de productos de desecho en la sangre y alterando el equilibrio de electrolitos por parte de los riñones. Estos órganos, igual que el hígado, actúan como filtros de la sangre.
Así, un mal funcionamiento a corto y medio plazo podría desencadenar graves consecuencias. Entre sus síntomas principales destacan la escasa excreción de orina u oliguria; hinchazón de piernas, tobillos y zonas alrededor de los ojos; fatiga, falta de aliento, confusión, náuseas e incluso convulsiones o el coma en casos severos.
Vía El Español